Antonio Mónaco, médico del Posadas: Es necesario socializar el conocimiento

Es el jefe del Departamento Materno Infantil del Hospital Posadas y uno de los profesionales que viajan por todo el país para brindar ayuda y capacitar a médicos en zonas vulnerables, como parte de un proyecto diagramado por el Ministerio de Salud de la Nación.
Formado en la Universidad pública, durante cuatro décadas de trabajo asistió en unos 8000 partos, lo que le genera una broma de sus colegas: trajo al mundo a más de un pueblo entero. Estimula el “parto respetado”, se resiste a que la medicina sea un negocio, y milita por la equidad del conocimiento científico. “Porque cuando ese conocimiento se guarda -dice Antonio Mónaco-, deja de ser democrático, y ahí es donde se produce una fuerte desigualdad social en perjuicio de comunidades que no tienen tanto acceso a la medicina”. También es coleccionista, y la investigación de algunos referentes de la historia argentina “es un cable a tierra”, aclara.

–Muchos dicen que los profesionales de la medicina están cubiertos de cierto aire de omnipotencia. ¿Es así?

–Claro, pero eso ocurre porque el conocimiento, como en muchos países del mundo, es asimétrico, y no se reparte en forma igualitaria. Si soy una persona ética y tuve la suerte de adquirir un conocimiento determinado, lo que debo hacer es difundirlo y socializarlo con el resto. Eso es revolucionario, realmente. No estoy de acuerdo con los médicos que se creen gurúes, y que aquello que saben lo mantienen en secreto, esperando que eso les dé poder y plata.

–¿Fue lo que lo motivó a viajar y a capacitar a colegas en el interior del país?

–Sí, junto al doctor Roberto Casale y a residentes jóvenes que lo hacen en forma gratuita y con una tremenda vocación. En Santiago del Estero, por ejemplo, difundimos un material con 26 patologías relacionadas a la obstetricia, con pautas básicas para el desarrollo de procesos con aval científico. Eso brinda herramientas idóneas para un buen trabajo, y a la vez, protege al paciente. Pensemos en regiones de frontera y en zonas rurales, donde los médicos siguen manejando lo que empíricamente aprendieron en la facultad, pero no están actualizados en la profesión. Hay mucha voluntad, sacrificio, pero con eso no alcanza. Es lo que hablábamos acerca de la desigualdad y la asimetría.

–¿Destaca algún encuentro en especia
l?

–Recuerdo el caso de las mujeres embarazadas de una comunidad aborigen asentada en Ingeniero Juárez, en el límite entre Salta, Bolivia y Paraguay. Viajaban 500 km a Formosa para atenderse, pero mal derivadas. Organizamos un encuentro con los formoseños, e invitamos no sólo a los médicos, sino también al ministro de Salud, al intendente, y hasta al jefe de Policía. La consigna era atacar la hipertensión y las hemorragias, con lo que bajás en un 50% la mortalidad materna. Capacitamos durante tres días a los profesionales, pero después, un equipo quedó con ellos para atender los casos entre todos. Porque si lo que transmitís no lo completás con el trabajo territorial, eso no sirve de nada.

Fuente: Tiempo Argentino

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